Mi unidad con el Cristo me establece como Tu Hijo, más allá del alcance del tiempo y libre de toda ley, salvo de la Tuya. No tengo otro ser que el Cristo que vive en mí. No tengo otro propósito que el Suyo. Y Él es como Su Padre. Por lo tanto, no puedo sino ser uno Contigo, así como con Él. Pues, ¿quién es Cristo sino Tu Hijo tal como Tú lo creaste?¿Y qué soy yo sino el Cristo en mí?
(354) Cristo y yo nos encontramos unidos en paz
y seguros de nuestro propósito.
Su Creador reside en Él, tal como Él reside en mí.
UN CURSO DE MILAGROS