La asunción de María (el origen)


Confío que el propio lector ira comprendiendo poco a poco, a medida que se adentre en este espacio virtual, que una muy profunda sincronicidad, y no el mero capricho de quien esto escribe, subyace en el hecho de que el mismo nazca precisamente un 15 de Agosto, fecha en que se celebra la asunción de María y que corresponde al evento en que el cuerpo y alma de la Virgen María, la madre de Jesucristo, fueron llevados al Cielo después de terminar sus días en la Tierra.

Igualmente una profunda sincronicidad es el hecho de que este 15 de Agosto del 2015 corresponda a Sábado (Saturday - Saturn's Day) día de Saturno, el Cronos griego, dios del tiempo. Hijo de Urano, planeta regente del signo zodiacal de la Nueva Era, la Era de Acuario.

Una Nueva Era que, como ha sido profetizado por tantos y tantos grandes maestros abrirá grandes posibilidades para la evolución de la humanidad. Las posibilidades del Quinto Sol, que otorgarán a el ser humano nuevas facultades, más allá de la corporalidad física y los cinco sentidos ordinarios.


Infinidad de grandes obras maestras han sido entregadas por los altos iniciados de todos los tiempos como legado, uno de ellos la anterior piedra del Sol que representa les etapas de la evolución humana vistas desde una perspectiva Superior.

Igualmente los íconos marianos planetarios, representaciones todas de lo sagrado cósmico femenino, tan solo diversos en apariencia para la consciencia ordinaria de un observador, representan todos el mismo mensaje. Entre ellos se encuentra el correspondiente a Tonantzin-Guadalupe (la Virgen de Guadalupe). Profundo códice que sintetiza de manera magistral la ancestral sabiduría tolteca, custodia de "el camino para ascender a el cielo", trascendiendo la ilusión de el espacio-tiempo.

Un profundo documental iniciático que entre múltiples
 revelaciones vinculadas a la trascendencia del teimpo y el espacio
hace mención de los atados de serpientes y las vértebras mariposa


El mismo elevado conocimiento custodiado de forma simbólica en el tarot, otro de los tantos instrumentos iniciáticos, guardián de elevada sabiduría y que en sus últimas cartas plasma el llamado en los tiempos finales (de cada ciclo) para la resurrección de los muertos y el mundo futuro a la siguiente octava. Promesas contenidas igualmente en el credo de la fe católica, así como en el de todos los caminos sagrados, como el de Santiago, que en lo profundo, más allá de lo aparente y lo meramente simbólico, permite trascender el mundo (finisterre) para acceder al campo de estrellas (compostella). La recompensa última de todo camino espiritual de cualquiera de las incontables tradiciones del planeta, la reunión con lo sagrado (el religare).


Una ascensión desde la ilusoria materialidad, con sus leyes que fijan limitaciones al espacio-tiempo dando origen a las ciencias materiales, hasta las esferas Superiores de la alquimia, elevada Ciencia capaz de transformar el burdo plomo de la personalidad en el refinado oro del ser espiritual, abriendo con ello infinitas e ignotas potencialidades, entregadas tan solo a quienes son dignos de recibir sus secretos.

Una alquimia que se iguala con el conocimiento de los altos iniciados, constructores de pirámides y catedrales, maestros canteros conocedores de los secretos que permiten trabajar la piedra burda de su "yo" y transformarla en exquisitas creaciones. Códices que guardan igualmente los secretos de el cielo y la eternidad.



Esos secretos custodiados igualmente en multitud de grandes textos, como aquel titulado "La cuarta dimensión" entregado por el escriba del Tao.

La lista podría seguir hasta el infinito y nos llevaría a obras como la Mona Lisa del gran Leonardo Da Vinci, Gran Maestre del Priorato de Sion, que junto con sus madonas y su San Juan Bautista nos revela su profundo conocimiento iniciático templario, o hasta a "Los Miserables" y "Conversaciones con la eternidad" de Victor Hugo, igualmente Gran Maestre y como su antecesor, custodio del Santo Grial.

Dado que nada de lo escrito anteriormente o de lo que me pueda ser dado escribir en el futuro será más elocuente que las propias obras antes citadas y que apenas son representantes de una infinidad dejada de lado, de todas las tradiciones sagradas del planeta e incluso más allá de él, y dado que incluso lo escrito muy torpemente en las anteriores palabras ya ha sido expresado magistralmente por P.D. Ouspensky (discípulo de Gurdjieff, maestro del Cuarto Camino) en la introducción de su texto “Un nuevo modelo del universo”, no me queda más que intentar compartir experiencias muy concretas y puntuales sobre esa posibilidad de trascendencia de el espacio-tiempo, la quinta dimensión, el espacio de el espacio-tiempo, donde coexisten las lineas del tiempo en el holograma de las realidades alternativas.

Confío que este modesto esfuerzo ayude a la humanidad a regresar a la linea del tiempo original, la realidad del eden o paraíso, el retorno de y hacia lo sagrado.